martes, 4 de noviembre de 2014

Mi pareja bebe mucho, ¿qué hago?

La adicción al alcohol es una enfermedad que no solo afecta directamente a la persona que bebe, sino también a su entorno más cercano, la familia, las amistades, el entorno laboral, etc.

Los familiares más directos, parejas, hermanos, padres, hijos... no solo sufren las consecuencias del comportamiento desordenado, a veces caótico, y siempre problemático de la persona adicta, sino que muchas veces se sienten en cierto modo “responsables” o hasta “culpables” de la conducta adictiva del otro.

Ya he explicado en otras ocasiones que uno de los pilares que sostiene la enfermedad adictiva es la mentira. Y una de las maneras que tiene de expresarse es precisamente cuando el propio adicto intenta traspasar la responsabilidad de su conducta hacia sus familiares o allegados.

Y en no pocas ocasiones éstos caen en la trampa y llegan a pensar que son ellos los que tienen que cambiar, que si fueran de otra manera su marido, esposa, hijo, padre, o lo que sea, no seguiría bebiendo de esa manera tan negativa.

Es un error muy común creer que uno puede curar la adicción de otro. O que uno es el culpable de lo que otro hace.

Cada persona es responsable de su propio comportamiento, y si el adicto no es capaz de controlar su consumo, y continúa bebiendo a pesar de las evidentes muestras de que le causa problemas de todo tipo, el él, o ella, quién tiene que tomar medidas. Sobre todo, pedir ayuda, ponerse en tratamiento con un profesional especializado, y superar su adicción.

Ahí topamos con otro de los pilares que sustentan la enfermedad adictiva. La soberbia. “Yo no necesito ayuda de nadie”, “cuando quiera lo dejo”, si tu me tratases mejor yo no bebería” y toda clase de pensamientos similares que retrasan el paso definitivo que puede llevar a la solución. Pedir ayuda terapéutica.

Aquí es donde los familiares pueden hacer algo práctico. Poner las cartas sobre la mesa, dejar de encubrir al adicto, dejar de intentar minimizar las consecuencias negativas de su adicción, y finalmente proponerle una soluciónterapéutica. El, o ella, es quién tiene que tomar la decisión final y ponerse en manos de un profesional, pero muchas veces la presión positiva de la familia,o de otros allegados, puede significar el pequeño empujón que el adicto necesita para cambiar de rumbo e iniciar su recuperación.

También los familiares pueden buscar ayuda ellos mismos para hacer todo esto y seguir las indicaciones de un profesional puede ser muy eficaz para acelerar el cambio.

Si es tú caso y tienes un amigo o familiar con problemas de adicción al alcohol o a otras drogas, podemos ayudarle. Nuestro tratamiento médico y psicológico conocido como el Programa Victoria le permitirá superar esa dependencia y volver a vivir sin alcohol, porque hay personas por las que merece la pena seguir luchando.

Así, recordamos que el próximo lunes día 10 de noviembre iniciamos un nuevo curso para dejar de beber alcohol. Si quieres más información, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra página web o de los perfiles en las redes sociales. Además, puedes leer estas entradas del blog: Nuevo curso para superar el alcoholismo y Por qué el Programa Victoria dura solo 10 días.


Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico