martes, 19 de febrero de 2013

Cambios generacionales


Cuando yo empecé a trabajar en el campo del alcoholismo y las adicciones, allá por 1984, el patrón más común de consumo de alcohol entre nuestros pacientes era el de las personas que bebían de forma continua, a diario, normalmente de forma social, aunque en ocasiones siguieran en solitario.

En estos casos, el abuso de alcohol durante mucho tiempo iba creando una adicción física y también psicológica porque los sujetos no sabían, o no podían, sacar de su rutina diaria el consumo de alcohol.

En cambio, la embriaguez no era un efecto buscado de forma prioritaria. Era algo a lo que se llegaba porque a fuerza de beber mucho se termina con un cierto grado de embriaguez, pero estos pacientes no buscaban per se el efecto del alcohol.

A veces incluso la tolerancia que iban desarrollando hacía que los efectos de la embriaguez fueran menos evidentes, produciendo en los pacientes el engañoso efecto de que, puesto que "aguantaban" mucho alcohol, éste no les podía estar haciendo daño.

En cambio, con el paso de los años han ido apareciendo otro tipo de bebedores, que son los que predominan en la acutalidad.

Son personas que beben buscando el efecto del alcohol. Quieren cambiar su estado de ánimo o su estado mental mediante el uso de sustancias adictivas. El alcohol, y otras drogas.

En estos casos la embriaguez es el objetivo, no una consecuencia del abuso, sino un fin en si mismo.

Esta forma de consumo hace que la adicción psicológica se desarrolle de una forma mucho más rápida y que los daños que sufre el paciente, sobre todo en su sistema nervioso, sean mucho más intensos.

En lugar de exportar las pautas de consumo moderado que tradicionalmente existían en nuestra cultura mediterránea, hemos importado las formas de beber explosivas del norte de Europa. Hemos salido perdiendo con el cambio.

Bernardo Ruiz Victoria
Psicólogo Clínico
www.programavictoria.com

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